Historias en el aire. Capítulo 12: «El Desastre del 98: más se perdió en Cuba…».

Cuba, entre Quijote y Sancho, disputada entre la inconsciencia ciega y la lucidez ávidamente terrenal del recién llegado, fue la prenda en litigo que enfrentó a Estados Unidos, por primera vez en su historia contra una nación extranjera, y a España, en uno de los últimos conflictos exteriores de su atribulada historia.

La inconsciencia apasionada de los españoles los llevó a despreciar, por desinformación interesada, la potencia real de una nación emergente que, sabedora de su fuerza arrolladora, estaba dispuesta a desafiar la presencia histórica de España en las Antillas.

Consumado el Desastre del 98, España rompe el último vínculo con su pasado imperial. Es ineluctable considerar 1898 como un cambio radical del ciclo histórico. Unas naciones se expanden en el contexto del imperialismo contemporáneo, mientras otras, como España y Portugal, se contraen. Es lo que Lord Salisbury llamó, de manera hiriente, “naciones vivas y naciones moribundas”.

A partir de 1898 España dejó de mirar lejos. La mirada se vuelve introspectiva en un examen lacerante por encontrar las causas que expliquen su decadencia.  Sacudida por un escalofrío, España se recrea en el dolor del desastre, y, simultáneamente, se afana en buscar un tiempo nuevo que clausure la nostalgia e inaugure el porvenir. Joaquín Costa, el más conocido de los regeneracionistas, lo expresó así: echar “doble llave al sepulcro del Cid para que no vuelva a cabalgar”, y fijar, como    objetivo de futuro, «nivelarnos con Europa».

Y, aunque más se perdió en Cuba, lo cierto es que el Desastre del 98 tuvo una repercusión paradójicamente favorable. La repatriación de capitales estimuló el progreso de la economía española.

Finalmente, aludir al papel de la prensa en la eclosión del conflicto hispano-estadounidense. De ello nos ocupamos prolijamente en este capítulo. De un lado, la responsabilidad de la prensa española. Como escribió Ramón y Cajal, “a nuestro pueblo se le mantiene con mentiras, alimento diario que suministra la prensa” devaluando el poderío militar estadounidense para excitar el fervor patriótico. Del lado estadounidense, dos gigantes incipientes, Pulitzer y Hearst, tergiversaron la realidad de la presencia española en Cuba, definiendo con sus publicaciones el paradigma del sensacionalismo periodístico. Sirva como evidencia que el Journal, propiedad de Hearst, ilustró con la fotografía de un eclipse de sol la prueba que pretendidamente implicaba a España en la explosión del Maine.

Hemos elegido como epílogo para la superación del 98, unos versos de Antonio Machado alentadores de una fe de futuro frente a un presente desolado: “Un alba entrar quería: el hoy es malo, pero el mañana…es mío”.

MateriaHistoria del Mundo Contemporáneo. 1º Bachillerato.
AlumnadoPablo Balsera Herrera.
Laura Cruz Anguas.
Daniel Delgado Benítez.
Rafael Deogracias Espada.
Sara Hidalgo Tena.
Aitana Mateos Godoy.
Ana Murillo López.
Javier Tamayo Barquero.
MúsicaConcierto para piano n.º 1 Op. 23 – Tchaikovsky.
ImágenesFotografías del alumnado.
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