Juan Pizarro y Alejandro González (que no se acordó de meter barriga)
Aunque hay algo eterno, de tiempo detenido, en el ambiente de todo instituto, en realidad el tiempo pasa a todo trapo, y un día estás estrenándote como profe de matemáticas y al siguiente te están entrevistando en la radio porque te has ganado un dorado y bien hallado reposo tras décadas dando clase.
Juan Pizarro (Pizarro, en el decir de las gentes) es una auténtica institución (o contrainstitución) en nuestro centro. Una persona que siempre ha dicho lo que pensaba, siempre educadamente, y que nunca ha exigido a los demás nada que no se exigiera a sí mismo, en cuanto a puntualidad, exactitud, honradez y otras virtudes. También alguien que ha mantenido siempre activos y pertinentes los órganos democráticos de gestión, como el claustro de profesores, participando en ellos con sus dudas y observaciones.
Tres alumnas que lo fueron suyas, Alexia, Leyre y Amalia (de 1º Bachillerato B) y el coordinador de la radio, Alejandro González, dialogan un rato (que se hace corto) con Juan, y en el diálogo recorremos diferentes momentos: el descubrimiento de las matemáticas, la decisión de enseñarlas profesionalmente (de forma diferente a como las aprendió), su manera de abordar los problemas de aprendizaje de sus alumnos, la base racional y emotiva de su didáctica, su apuesta por el humor, la correspondencia entre la realidad social y la del aula y la relación tensa con las sucesivas reformas de la educación y sus partidarios. Juan reivindica (con matices) su condición de profesaurio y agradece el tiempo vivido en un entorno dedicado al saber y al aprendizaje. Y nos tranquiliza: como dice el título, se va, pero nunca lejos.
Abrimos con Cadence and Cascade, de King Crimson, de 1970, y cerramos también con King Crimson: Starless (1974).