NOS RELAJAMOS COMO UN GLOBO…

Enseñar a los niños a relajarse es una forma agradable de inculcar hábitos de vida sana y que aprendan a desarrollar su inteligencia emocional, en un mundo donde lo que sobran, son los estímulos. Darle a los niños ejercicios de relajación y que lo incorporen como hábitos de vida, los beneficiará en desarrollar su potencial, autocontrol y rendimiento intelectual y físico.

Roberto y María de 6ºC de primaria, nos enseñan una técnica de relajación que hemos aprendido en clase, para que nos ayude en aquellos momentos en los que nos encontramos nerviosos, no nos centramos, sentimos que nos falta el aire… Se puede realizar en cualquier momento, lugar y situación, sin que nos dé «vergüenza» hacerlo en aquellas circunstancias en las que estemos rodeados de más personas y sintamos la necesidad de tranquilizarnos.

Se trata de una respiración consciente, es decir, tomando conciencia de la propia respiración. Nos acomodamos como estemos mejor y, respiramos tranquilamente. Observa cómo es tu respiración, concéntrate en el recorrido del aire en tu interior: cómo entra y cómo lo expulsas. Ve haciendo que tu respiración sea cada vez más profunda. Respira tres veces llenando de aire el abdomen y expulsa el aire cada vez, muy despacio.

Al principio resulta complicado acostumbrarse a esta técnica de respiración abdominal, por eso lo practicamos previamente de la siguiente manera:

• Nos sentamos cómodamente

• colocamos la mano derecha sobre el abdomen y la otra en el pecho.

• Inspiramos por la nariz dos segundos, sintiendo que el aire viaja hacia el abdomen y este se expande, notando el movimiento de la mano derecha y, la mano izquierda que se sitúa en el pecho, no se mueve.

• Aguantamos la respiración (contamos 1, 2, 3, despacio), y expulsamos el aire durante unos segundos mientras nos damos cuenta como nuestro abdomen se desinfla.

Esta práctica se hará las veces necesarias hasta que se consiga integrar la respiración en cualquier situación.