Emisora de radio educativa del IES Tierrablanca, de La Zarza

Poeta: Federico Hurtado (II)

Durante la entrevista celebrada el día 3 de marzo Nuestro poeta nos hizo el ofrecimiento y cumplió: un poema recitado por él mismo.

Retomando de nuevo la visita que nos concedió el genial poeta de la zona, Federico Hurtado, abuelo de Etna de 1 ESO B, tenemos a bien agradecerle igualmente el detalle que tuvo con nosotros de hacernos llegar la grabación de uno de sus poemas en formato audiolibro. Se titula «El amor brotó del agua».

Se trata de una historia, que según asegura el poeta, sucedió en Alange. El mérito es que todo el texto está impregnado del tono de leyenda, que recuerda mucho a la influencia lorquiana. Así por ejemplo, se evitan los datos objetivos como son la fecha del suceso, la localización exacta (sólo un pozo) o la identidad de los personajes (un arriero y una lavandera).

El género del romance nació con una clara intención de transmisión oral. Responde a largas tiradas de versos de arte menor, octosílabos, y que riman en asonante los versos pares y quedan sueltos los impares. El carácter añadido de copla dispone la métrica en estrofas de cuatro versos.

El argumento también debe alejarse de sofisticaciones. Sitúa una historia de amor en un entorno rústico o de naturaleza. Así el autor compone un poema de encuentro entre un joven arriero que rescata a una mozuela (quizás lavandera), que cae a un pozo con malas condiciones de seguridad. El chico queda impresionado por la belleza de la moza, y esta por la gallardía de su salvador. Ahí surge la historia de amor, que por otra parte, y dentro de la confusión que busca la leyenda no queda claro si realmente quedan emparejados o no, ya que ambos emprenden el camino de vuelta por separado.

El tema amoroso era ya recurrente en los villancicos castellanos de la Edad Media entre pastores, y campesinos. Luego este se retomaría en la novela pastoril y obras líricas del Renacimiento, o en el romancero nuevo de la época barroca.

El vocabulario es sencillo igualmente, como corresponde al género del romance, e incorpora algunos vocablos del entorno como besana, cuadril… Esto es también una fórmula usada en el romance para aumentar el carácter rústico del género.

Y finalmente el poeta realiza una intervención directa levando una petición a la autoridad competente para que reconozca el valor de la leyenda, que él quiere localizar en Alange. Así mismo, defiende que quizás se debería levantar una placa conmemorativa a los enamorados. Unos amantes de dudosa realidad, que por otra parte haría imposible el reconocimiento público buscado. Sin embargo, cabría preguntarse: ¿Se convertiría la hipotética «Plaza del Pozo de los amantes de Alange», en un caso similar al del «Jardín de Melibea» salmantino? Nuestro heroico arriero, nuestra damisela en apuros o la Julieta de Rojas, tienen en común que como posibles personajes de ficción siguen contando con cierto arraigo popular, razón de más para un reconocimiento municipal, y que reclama nuestro insigne trovador.

He aquí la grabación de nuestra historia. A continuación, me he tomado la molestia de transcribir tan dulce coplilla. Espero que nuestra audiencia disfrute y que sea capaz de reconocer la valía cultural que reside en los municipios de nuestra comarca, la Zarza y Alange.

El amor brotó del agua. (Historia real en Alange)

 A la fontana del baño, 
La moza se fue a buscarla
Lleva el cántaro al cuadril
Antes de que nazca el alba
 
Refugio busca en la sombra
No quiere ser observada
Sus pasos guardan silencio
No rompe la madrugada
 
El pozo es cuadrado
Tan pobre que carece de brocal
Por eso todas las aguadoras
Se tendrán que arrodillar
 
Espesa niebla la envuelve
Aroma a calles mojadas
Presagio de un bello día
La luna estaba asomada
 
Detrás se acerca una mula
Con pasos de estar cansada
Ella no vuelve la vista
Porque está bien educada
 
Camina alegre y cantando
A buscar el agua clara
Joven niña de este pueblo
Humilde, limpia y honrada
 
Será la fuente dormida
La que despierte su cara
Se escuchó un fuerte chapoteo
Un grito, dentro del agua
 
Sería un muchacho valiente
Que al escuchar la algarada
Dando un salto de la bestia
Fue su ángel de la guarda
 
La vio hermosa y sencilla
Mojadas sus alas blancas
¡Qué lindo fue ese momento!
El amor… brotó del agua
 
Como una rosa en un charco
Que enamoró a la alborada
Sus corazones se unieron
Sus lágrimas se resbalaban:
 
“Será lozana en mi huerta
Será yugo en mi besana”
- Debió pensarlo el mozuelo.
Al ver su cuerpo de nácar
 
“Niña, no tiembles de frío,
Y suelta la mano del asa,
Que si el botijo se rompió,
El amor prendió en tu alma”
 
Dos trenzas lleva en el pelo
Dos lazos de oro y plata,
Sus medias son de colores
De calzado unas sandalias.
 
Todo el pueblo se pregunta:
“¿Qué ocurrió de madrugada?”
“¡Nah, que una joven cayó al pozo”
Rota la arcilla sacaban
 
Como una orquídea salvaje
Como una estrella fugada
De lino blanco el vestido
De encaje la enagua blanca
 
Una vecina muy próxima
Que subida en la ventana
Se le agrandó el interior
Y la auxilió con una manta
 
El viento silbó temblando
Miedo tiene de mancharla
Sólo rozó con sus manos
Su excelso cuerpo al sacarla
 
“¡Mozo, quítate esa gorra,
 Entera quiero tu cara",
Dos besos en la mejilla
Premio a su noble hazaña,
 
Sueños de mar con sus olas,
Pasión de amor despertaban
El flechazo brotó en la fuente
De noche o de madrugada
 
Si en el camino de vuelta
Alguien te pregunta, Juana,
Le dices con mucha fuerza
Con humildad y templanza
 
“Que tienes el alma limpia
Y la cara recién lavada
¿Que se rompió la botija?
Sí, pero me quedó el asa”
 
La manta sobre los hombros
Su paño color le daba
El viento, tibio y sereno,
Y el acto brilló mañana
 
Agua que sacia al sediento,
Tanto a Pedro como a Juana,
Dios les marcó sus caminos,
Dentro de la misma barca,
 
“Linda mujer del poema,
Llena de bien tus entrañas
Que no conoce la envidia
El odio ni la venganza”
 
El sol, que todo lo inunda,
Me lo contó una mañana
Que Juana cayó en el pozo
Que Pedro la rescataba,
 
Mañanas de brisas húmedas,
Aguas que el alma descansa
Como salida de un cuento,
Llena de amor sus entrañas
 
La luna brilló esa noche
Fue testigo de la hombrada
Pedro continuó su camino
Sembrando amor y cebada
 
En este lugar del pueblo
Bien se merece una placa
Como recuerdo a una historia
Tan hermosa y tan cercana
 
Seguro que desde el cielo
Donde tendrán su morada
Se asomarán cada noche
Para peinarse en el agua
 
Con un recuerdo termino
Sin despertar la mañana
El amor… triunfó esa noche
Por los caminos del agua