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De la mano de D. Javier Campos nos damos un paseo por Extremadura haciendo paradas en determinados lugares para dejarnos llenar del encanto de su historia, tradicones, gastronomía…

Hoy hacemos una parada en GARROBILLAS DE ALCONÉTAR

Para enteder la historia más remota de Garrovillas es preciso situar al viajero en el territorio del amplio lago (pantano de Alcántara) Que se extiende a derecha e izquierda de la carretera que une Cáceres y Plasencia y del que emerge la torre de Floripes.

Es necesario, igualmente, que retenga, siquiera con brevedad, estos nombres:Alconetar, El puente Mantible; La via de la Plata, Garro y, finalmente,Garrovillas de Alconetar. Pues ocurre, para decirlo claramente, que la actual Garrovillas era en principio, en la Baja Edad Media, una aldea, que tomó importancia cuando a ella se trasladaron los habitantes de Alconétar, al serdestruida esta población en tiempos de Moros y Cristianos. Así nació Garrovillas de Alconétar, heredando el fuero y el territorio de esta última que llegaba hasta el Puerto de los Castaños y englobaba lo que se conoce por los Cuatro Lugares.Alconétar se hizo célebre gracias a un puente -Puente Mantible- construidopor los romanos sobre la Vía de la Plata, venta que enlazaba Mérida con Astorga. El puente Alconétar significa en árabe “el segundo puente” o “puentecillo”, según otras versiones se erigió junto a un primitivo poblado ibérico, que los romanos debieron bautizar con el nombre de Turmulus. Añadamos, además, que cerca de allí y ya bajo las aguas del lago, yacen las ruinas de unos célebres dólmenes monumentos funerarios de la Edad de Piedra, conocidos por la Era de Garrote.Por último, recordemos en esta brevísima presentación de los nombres que nos son familiares a los garrovillanos, que, a finales del siglo X, los árabes construyeron una torre o atalaya como defensa del enclave, que es la que emerge de las aguas, como recuerdo al menos de una bellísima leyenda que sirvió, además, para que don Pedro Calderón de la Barca escribiera una comediacaballeresca bajo el rótulo de “La Puente Mantibie”. Es la historia de una torre encantada, cuyo puente, que era el único acceso, guardaba un gigante.Este es el territorio y el enclave de la historia que más adelante referiremos. Un territorio que los garrovillanos de media edad recuerdan, antes de que las aguas en 1969 inundaran los vestigios más queridos: los dólmenes de Garrote, el antiguo poblado romano (Turmulus), y antes que la torre o castillo de Alconétar quedara anegado por las aguas o que el puente Mantible, el puente romano, fuera trasladado piedra a piedra hasta el final del lago, en término municipal aún de Garrovillas de Alconétar, pero próximo ya a Cañaveral.

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